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DOCTRINA UTILITARIA: BELLEZA 221 tes del mismo país, con quienes entra en competencia. Vemos que este es el tipo de perfeccion que se alcanza en el estado natural. Las producciones endémicas de la Nueva-Zelanda, por ejemplo, son perfectas, comparadas entre ellas mismas; pero están ahora rápidamente cediendo ante las invasoras legiones de plantas y animales introducidos de Europa. La seleccion natural no producirá la perfeccion absoluta, ni encontramos siempre, en lo que nuestro juicio alcanza, este alto tipo en la naturaleza. La correccion de la aberracion de la luz, segun Müller, no es perfecta, ni áun en el órgano más perfecto, que es el ojo humano. Ielmholtz, cuyo juicio nadie disputará, despues de describir en los términos más expresivos los maravillosos poderes del ojo humano, añade estas notables palabras: «que lo que hemos descubierto de inexactitud é imperfeccion en la máquina óptica y en la imágen de la retina, viene á ser nada en comparacion con las incongruencias con que acabamos de encontrarnos en el dominio de las sensaciones. Podria decirse que la naturaleza se ha deleitado en acumular contradicciones para hacer desaparecer todo fundamento de la teoría de una armonía preexistente entre los mundos externo é interno.>> Si nuestra razon nos lleva á admirar con entusiasmo una multitud de combinaciones inimitables de la naturaleza, nos enseña esta misma razon, aunque en ambos casos puede fácilmente equivocarse, que hay otras que son ménos perfectas. ¿Podemos considerar como perfecto el aguijon de la abeja, que cuando lo utiliza contra sus enemigos no puede ser retirado por estar endentado hácia atrás, y que por esto, causa inevitablemente la muerte del insecto, desgarrando sus visceras? Si consideramos que haya existido en un antecesor remoto el aguijon de la abeja como instrumento para taladrar y aserrar, como se le encuentra en tantos miembros del mismo gran órden, y que desde entonces ha sido modificado, pero no perfeccionado, para su actual uso, con el veneno adaptado en un principio para cualquier otro objeto, tal como el de producir hiel, despues intensificado, acaso podamos entender cómo sucede que el uso del aguijon sea tan á menudo causa de la muerte del insecto; porque si en conjunto el poder de aguijonear fuese útil á la comunidad social, cumpliria todos los requisitos de la seleccion natural, aunque causara la muerte de algunos micm-