166 ORIGEN DE LAS ESPECIES Una parte desarrollada de un modo extraordinario en cualquier especie, comparada con la misma parte en especies inmediatas, tiende á ser muy variable. Hlace algunos años que me llamó mucho la atencion una ob- servacion referente a este punto hecha por Waterhouse. El pro- fesor Owen parece haber llegado tambien á una conclusion muy semejante; no hay que esperar convencer a nadie de la verdad de la proposicion supradicha sin dar la larga legion de hechos que yo he reunido y que no es posible introducir aquí. Yo puedo únicamente exponer mi convencimiento de que es una regla de gran generalidad. No ignoro algunas causas de error; pero espero que las he tenido en cuenta como es debido. Entiéndase bien que la regla no se aplica de ninguna manera á una parte, aunque esté desarrollada de un modo desacos- tumbrado, á ménos que lo esté así sólo en una especie ó en unas pocas especies en comparacion con la misma parte en muchas especies muy inmediatas. Así el ala de un murciélago es una estructura anormalísima cn la clase de los mamíferos; pero la regla no puede aplicarse aquí porque todo el grupo de murciélagos tiene alas; se aplicaria solamente si una de las es- pecies tuviera las alas desarrolladas de una manera notable en comparacion con las otras especies del mismo género. La re- gla se aplica con mucha fuerza en el caso de caracteres sexua- les secundarios cuando están desplegados de una manera inusi- tada. El término caracteres sexuales secundarios usado por Hunter se refiere a los caracteres que están unidos á un sexo y que no tienen que ver directamente con el acto de la repro- duccion. La regla se aplica á machos y hembras; pero más ra- ramente a las hembras porque estas ofrecen con ménos frecuen- cia notables caracteres sexuales secundarios. Que la regla sea tan claramente aplicable en el caso de caracteres sexuales se- cundarios, puede ser debido a la gran variabilidad de estos ca- racteres, ya se manifiesten ó no de un modo inusitado, sobre cuyo hecho creo yo que no puede haber duda. Pero que nues- tra regla no se reduce á los caracteres sexuales secundarios, claramente se demuestra en el caso de los cirrípedos horma- froditas; yo atendi particularmente á la observacion de Wa- terhouse cuando estudió este órden, y estoy plenamente con- vencido de que la regla casi siempre se verifica. En otra obra
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