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EFECTOS DEL MAYOR O MENOR USO 153 pero como son muchos los escarabajos peloteros que se encuen- tran generalmente con los tarsos perdidos, debe suceder esto al principio de su vida, y por tanto, los tarsos no deben ser de mucha importancia ni muy usados por estos insectos. En algunos casos podríamos fácilmente atribuir al desuso modificaciones de estructuras que son debidas totalmente, o en gran parte, a la seleccion natural. Mr. Wollaston ha descu- bierto el hecho notable de que de 550 especies de coleópteros que habitan la isla de Madera (hoy se conocen más), 220 tie- nen tan pocas alas que no pueden volar, y que de los 29 géneros endémicos, nada menos que 23 tienen todas sus espe- cies en este estado. Algunos hechos, a saber: que los escara- bajos, en muchas partes del mundo, son con frecuencia arras- trados por el viento al mar, donde perecen; que los de Madera, segun observó Mr. Wollaston, están muy escondidos hasta que calma el viento y el sol brilla; que la proporcion de los que no tienen alas es mayor en los deserta, expues- tos al viento, que en la misma isla de Madera; y especial- mente el hecho extraordinario en que insiste mucho Mr. Wo- llaston, de que ciertos grandes grupos de escarabajos, en otras partes excesivamente numerosos, que equieren abso- lutamente el uso de sus alas, faltan casi por completo en la isla; estas diversas consideraciones me hacen creer que el estado aptero de tantos escarabajos en Madera, es principal- mente debido a la accion de la seleccion natural, combinada probablemente con el desuso. Porque durante muchas genc- raciones sucesivas, cada escarabajo que volara ménos, ya por tener sus alas un poco menos perfectamente desarrolladas ó ya por hábito indolente, habrá tenido más probabilidades de sobrevivir y de no ser arrojado por el viento al mar; y, por otra parte, aquellos que más prontamente remontaron el vuelo, habrán sido más a menudo los arrastrados al mar por el viento, y por consiguiente destrozados. Los insectos en la isla de Madera que no se alimentan en el terreno y que, como ciertos coleópteros y lepidópteros que se alimentan de flores, necesitan habitualmente usar de sus alas para procurar la subsistencia, tienen éstas, como Mr. Wollas- ton sospecha, más bien alargadas que reducidas. Esto es com- pletamente compatible con la accion de la seleccion natural. Porque cuando un insecto nuevo llegara por primera vez á la