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126 ORIGEN DE LAS ESPECIES boles, ó frecuentando el agua o tal vez haciéndose menos car- nívoros. Cuanto más diversificados sean en costumbres y es- tructuras los descendientes de nuestros animales carnívoros, más lugares podrán ocupar. Lo que se aplica á un animal se aplicará en todo y por todo a todos los animales, es decir, si va- r'ian, porque de otro modo la seleccion natural no puede hacer nada. Lo mismo sucede con las plantas. Se ha probado experimen- talmente que si se siembra un pedazo do terreno con una es- pecie de hierba y otro pedazo de terreno semejante con diver- sos géneros diferentes de hierba, en cl último se criarán mayor número de plantas y mayor peso de forraje. Lo mismo acontece cuando se siembra una sola variedad de trigo y di- versas variedades mezcladas respectivamente en iguales espa- cios de terreno. Ahora bien, si cualquier especie de hierba si- guiera variando, y fueran continuamente elegidas las varieda- desque se diferenciaran entresien la misma direccion, aunqueen grado muy pequeño, como lo hacen las distintas especies y gé- neros de hierbas, conseguirian vivir en el mismo pedazo de terreno mayor número de plantas individuales de esta especie, incluyendo sus descendientes modificados. Y ya sabemos que cada especie y cada variedad de hierba está sembrando anual- mente casi innumerables semillas; y está esforzándose así, podriamos decirlo, con todas sus fuerzas, para aumentar el número. Por consiguiente, en el transcurso de muchos miles de generaciones, las variedades más distintas de cualquier es- pecie de hierba tendrian las mayores probabilidades de triun- far y aumentar numéricamente, de suplantar por ende a las yariedades menos distintas; y las variedades cuando ya son muy distintas unas de otras toman el rango de especies. Lil verdad del principio de que la mayor cantidad de vida corresponde á una gran diversidad de estructura, se ve en mu- chas circunstancias naturales. En un árca extremadamente pe- queña, especialmente si está abierta por completo á la inmi- gracion, y donde la contienda entre indivíduo é indivíduo ha do ser por fuerza muy severa, encontramos siempre gran di- versidad en sus habitantes. Por ejemplo, yo encontré en un pedazo de césped de tamaño de tres piés por cuatro, que habia estado expuesto durante muchos años exactamente a las mis- mas condiciones, veinte especies de plantas y éstas perte- necian á dicz y ocho géneros y á ocho órdenes, lo que de-