Página:Orgullo y prejuicio - Tomo II (1924).pdf/15

Esta página ha sido validada
13
 

mejor modo que su profesión consintiera; y, si recibía órdenes, deseaba que fuese suyo un beneficio capaz de satisfacer a una familia en cuanto quedase vacante. También había allí un legado de mil libras. Su propio padre no sobrevivió mucho al mío, y antes de medio año tras ambos sucesos el señor Wickham me escribió informándome de que, habiendo resuelto por fin no ordenarse, suponía que yo no tendría por indebido que esperase él alguna ventaja pecuniaria más inmediata a cambio del beneficio que no había de disfrutar. Añadía que abrigaba intención de seguir los estudios de derecho y que yo debía comprender que los intereses de mil libras era forzoso que fuesen insuficiente apoyo para lograrlo. En cuanto a mí, más bien deseaba que creía que él fuera sincero; mas, de todos modos, estuve dispuesto a acceder a su proposición. Conocía que el señor Wickham no debía ser clérigo; el asunto se arregló por consiguiente; él renunció a toda pretensión a ser asistido en la Iglesia, aun siendo posible que alguna vez se viera en situación de poderlo ser, y aceptó en cambio tres mil libras. Toda cuestión entre ambos parecía así zanjada. Pensaba de él sobrado mal para invitarle a Pemberley o para admitir su compañía en la capital. Creo que vivió sobre todo en ésta; mas sus estudios de derecho fueron sólo un pretexto, y viéndose entonces libre de todo yugo, su vida fué de ocio y disipación. Durante tres años oí poco de él; pero a la muerte del poseedor del beneficio que había sido designado para él dirigióse de nuevo a mí por