no satisfecha todavía su generosidad, devuelve la esclava á su dueño, obsequiándola con un presente de otros 5.000 dinares.
Ya en el texto de Gayangos, que es una especie de compendio ó refundición abreviada, están reducidos los exámenes á cinco, y se prescinde del despojo de las insignias académicas y de la investidura de la doncella. Mucho más abreviado está todo en la versión castellana, donde naturalmente se han suprimido casi todas las preguntas alcoránicas y de jurisprudencia musulmana, quedando sólo las de Física, Medicina, Historia natural, Astronomía y Moral práctica. La mayor parte de estas preguntas son de una candidez increíble, y no dejan muy bien parada la sabiduría de la doncella ni la de los examinadores. El último es el sabio universal Abrahén el trovador (el polemista de las Mil y una noches), y su derrota da pie á un incidente grotesco. Conciertan Abrahén y Teodor que el que fuere vencido cederá al otro sus vestiduras. La doncella vencedora exige hasta los paños menores, y el polemista, para no verse en tal vergüenza delante del Califa y de tan lucido concurso, consiente en pagar á la doncella 10.000 doblas de oro bermejo.
Es patente la analogía de algunas de las preguntas y respuestas de la doncella Teodor con las de otro libro, muy popular en la Edad Media, cuyo contenido se encuentra sustancialmente en la Crónica general de Alfonso el Sabio[1], en el Speculum historiale de Vicente de Beauvais (lib. XI, cap. 70) y en un antiguo texto griego publicado por Orelli[2]. Knust ha impreso una versión suelta que se halla en un códice escurialense juntamente con los Bocados de oro. Titúlase Capítulo de las cosas que escribió por rrespuestas el filósofo Segundo á las cosas que le preguntó el emperador Adriano[3]. Á pesar de lo clásico de los nombres y de algunas de las sentencias, esta novelita parece de origen oriental, y tiene cierta semejanza con el Sendebar, aunque el motivo del silencio del protagonista es otro y á la verdad bien repugnante. Nunca se ha expresado con más grosería el espíritu de aversión y desprecio á la mujer, que domina tanto en esta casta de ficciones.
«Este Segundo fue en Athenas muy sesudo en tiempo de Adriano, emperador de Rroma, e fue grand filósofo, e nunca quiso fablar en toda su vida, e oyd por qual rrason. Quando era ninno, enviaronlo al escuela. E duró allá mucho tiempo, fasta que fue muy grant maestro. E oyó allá desir que non havia muger casta. E despues fue acabado en todo el saber de la filosofia, e tornose a su tierra en manera de pelegrino con su esclavina e con su esportilla e con su blago, e todos los cabellos de la cabeça muy luengos, e la barba muy grande. E posó en su casa misma. E non le conosció su madre nin ninguno que ahi fuese. E quiso él probar lo que le dixeran en las escuelas de las mugeres. E llamó la una de las sirvientas de casa, e prometiole que le daria dies libras de oro, e que guisase commo yoguiese con su madre. E la sirvienta tanto fiso que lo otorgó la madre, y demandó que se lo llevase de noche. E la mancebilla fisolo asy. E la duenna cuydando que yaseria con ella metiole la cabeça entre las tetas, e dormiose cerca de ella toda la noche bien como cerca de su madre. E quando veno la mannana
- ↑ Fols. 126 y 127 de la 2.ª ed. del texto de Ocampo (Valladolid, 1604).
- ↑ Opuscula Graecorum veterum sententiosa et moralia, edidit J.C. Orellius, tomo 1.º, pp. 208-213, y con más comodidad en los Fragmentos philosophorum graecorum de Mullach (París, Didot, 1860, pp. 512.517).
- ↑ Mittheilungen aus dem Eskurial... pp. 498-506.