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XXXIX
Introducción

advertir que en varios de ellos es la suegra quien hace el papel de Celestina y sugiere á su nuera astucias para burlar al marido, lo cual da triste idea de la familia oriental. El cuento del viñadero, el de la espada desnuda, el muy absurdo y extravagante de la perrilla, el del engaño de la sábana, y sobre todo el famosísimo que sirve de argumento á la farsa de Molière, George Dandín, pertenecen á este género[1], y todos ellos son muy conocidos gracias á Bocaccio y á los demás cuentistas italianos y franceses. Pedro Alfonso cuenta con muy poca gracia en su bárbaro latín historias verdes, que luego se contaron mucho mejor; pero es más casto que sus imitadores, porque no es inmoral de caso pensado, ni excita jamás la fantasía con cuadros licenciosos, ni sale nunca de su habitual manera insípida y trabajosa.

Con toda su medianía, este libro tuvo una fortuna que muchas obras de primer orden pudieran envidiar, pero que se explica bien por la novedad y extrañeza de su contenido y por la singular mezcla, tan grata al gusto de aquella edad, de la sabiduría práctica de los documentos morales y de la cándida libertad de las narraciones. Las lenguas vulgares le adoptaron muy pronto por suyo. Varias veces fué puesto en prosa y en verso francés con el título de Castoiement d'un père à son fils[2]. Íntegramente traducido al castellano aparece en el Libro de los exemplos, de Clemente Sánchez de Vercial[3], y la mayor parte de los cuentos figuran también en el Isopete historiado, que mandó trasladar el infante Don Enrique de Aragón, duque de Segorbe[4] y cuyas reimpresiones populares alcanzan al siglo XIX. Hasta dialectos muy oscuros y muy poco cultivados literariamente se honraron con la posesión de este librillo; una traducción del siglo XIV, existente en nuestra Biblioteca Nacional, que pasó mucho tiempo por catalana, resulta ahora bearnesa[5]. Los cuentos de Pedro Alfonso asoman la cabeza por todas partes: en el Gesta Romanorum, en el Speculum Historiale, de Vicente de Beauvais; en los Exemplos, de Jacobo de Vitry, para uso de los predicadores[6]; en los Fabliaux, en los Gesammtabenteur alemanes, en las Cento Novelle Antiche, en Boccaccio, cuyo solo nombre es legión.

Árabes son las fuentes inmediatas de la Disciplina Clericalis, y acaso en lengua arábiga ó hebrea fué compuesta primeramente por su recopilador antes de traerla al latín[7], pero el proceso novelístico demuestra en la mayor parte de los casos que el cuento árabe viene de Persia y el cuento persa viene de la India. Ya hemos indicado varios que se derivan de los Engaños de Mujeres; del Calila y Dimna hay uno muy singular, el del ladrón que se tira del tejado de una casa creyendo que por artes mágicas

  1. Son los números VII, IX, XI, VIII, XII, de la Disciplina.
  2. Uno de estos Castoiements ó Chastoiements se encuentra en el tomo 2.º de la colección de Barbazan y Méon (1808), Fabliaux et contes des poëtes français des XI, XII, XIII, XIV et XVe siècles tomo 2.º, pp. 39-183.
  3. De esta colección hablaremos más adelante.
  4. Las fábulas de Pedro Alfonso comprendidas en el Isopete son (por el orden de la Disciplina Clericalis y no de la traducción) las siguientes: I, II, V, VII, VIII, IX, X, XI, XIII, XIV, XV, XVII, XVIII, XX y XXI.
    La primera edición es de 1489.
    Ésta es la vida del Isopet con sus fabulas historiadas.
    (Fin). Aqui se acaba el libro de Isopete hystoriado aplicadas las fabulas, en fin, junto con el principio a moralidad provechosa a la correccion e avisamento de la vida humana, con las fabulas de remisio (sic por Remigio), de aviano, Doligamo (?), de Alfonso e Pogio, con otras extrauagantes: el qual fue sacado de latin en romance e emplentado en la muy noble e leal cibdad de çaragoça por Johan Hurus, aleman de constancia en el año del señor de mil CCCCLXXXIX años. Fol. 132 hojas numeradas, 204 láminas en madera.
    Como han demostrado Leopoldo Hervieux (Les Fabulistes Latins, París, 1884, tomo I, pág. 378 y ss.) y A. Morel-Fatio (Romania, XXIII, p. 561 y ss.), nuestro Isopete es trasunto de la compilación latina del alemán Steinhövel, cuya primera edición, sin fecha, no puede ser anterior á 1474. El D. Enrique de Aragón, que mandó hacer la traducción, no fué, como ligeramente se había creído, el infante D. Enrique, hermano de Alfonso V, sino su hijo del mismo nombre, apodado el Infante Fortuna, que era virrey ó lugarteniente general de Cataluña en 1480.

    Esta célebre colección de fábulas fué reimpresa en Tolosa de Francia, 1489; Burgos, 1496; Sevilla, 1526; Toledo, 1547; Sevilla, 1562; Amberes, sin fecha (á mediados del siglo XVI); Amberes, 1607; Madrid, 1728; Segovia, 1813, y seguramente en otros varios años y lugares. (Vid. nuestra Bibliografia hispanolatina clásica).

  5. Es un manuscrito en pergamino de la segunda mitad del siglo XIV: «Assi comenssa la taula de la clergie de discipline en continuant en apres la clergie de moralitatz de philosophia partitz en deu libres, compillat e ordenat per mestre Pieres Allfonssa» (Vid. Milá y Fontanals, Obras completas, tomo 3.º, Barcelona, 1890, pp. 492-494).
  6. Exempla of Jacques de Vitry, edited by Th. Fred. Crane (Londres, 1890).
  7. Tal era la opinión de D. Pascual Gayangos, fundándose en este pasaje del prólogo de Pedro Alfonso: Deus in hoc opusculo sit mihi in adjutorium, qui me librum hunc «componere» et «in latinum transferre» compulit.