En las familias numerosas, cuando no encuentran una colocación conveniente y de porvenir para los adolescentes, es costumbre general enviarlos al
mar: la Comisión parroquial tomó este ejemplo sano y saludable con respecto á Oliverio, y resolvió colocarle en un barco chino destinado á un puerto insalubre. Esto era lo mejor que se podía
hacer con él, desde el punto de vista de aquellos graves caballeros: por lo tanto, enviaron como embajador ante la viuda del patrón al respetable Bumble, encargándole que antes hiciera averiguaciones acerca de otros individuos para ver de colocar al rapaz.
El Sr. Bumble, muy orgulloso de su comisión, cuya gran importancia traslucía su despejado ingenio, salió, y al salir tropezó nada menos que con el señor Sowerberry, agente funerario de la Parroquia[1].
En consonancia con su profesión, era un hombre grave, vestido de negro de pies á cabeza, correcto
- ↑ Estos funcionarios, que llaman los ingleses undertakers, tienen á su cargo en la Gran Bretaña y Estados Unidos la dirección y orden de los funerales, además de proporcionar ataúd, sepultura, etc.