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ODAS SECULARES

Chispeantes de la sal, y es mutua gloria
El buen color del vino que sonríen
Las mejillas bermejas de la copa.
Su olor de fortaleza y de apetito
Alegra el campo y al olfato arroja
El cruel ardor de la quemada grasa
Que de áspera avidez la entraña ahonda.
Junto al fuego amistoso el perro aceza.
Modera el gaucho con destreza estoica,
En la obstada premura de su fuego
La paciente merienda que elabora.
Y mientras en la intimidad del poncho,
Su atizado pregusto el mate acorta,
La costilla florece de gordura,
Estimulando con delicias próximas,
La viva delgadez de árida brisa
Que el circunstante pajonal le sopla.


En su emulsión do lejiviada pella
El campestre jabón se perfecciona,
Al amparo habitual de la ramada