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ODAS SECULARES

Descubre como un nene en los pañales
Su sonrisa de leche entre las hojas.
Allá, á la vera del maizal, lanzado
En finas alabardas lo que enflora,
Se vé en el algarrobo que cobija
A hombres y bueyes cuando el suelo aprontan,
El nido de industriosos carpinteros
Que cala el palo con su negra boca.
Anoche debió andar la comadreja,
Porque mucho gritaban á deshora.


Cerca del hombre, abajo, en una tenue
Crepitación de briznas que se rozan,
Desliza su vibrátil garabato
La lagartija en breve escapatoria.
O es quizá el conejillo de las ramas
Que acumula en ovillo de zozobra
Su timidez de chico campesino,
Y exterioriza en su desliz de bola,
La obscura redondez del agujero

De tierra erial, donde ínfimo se aloja.