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LEOPOLDO LUGONES

Al remoto piú-piú de la llamada,
Desde el yuyal limítrofe se arrojan
En rasante cestada de alboroto
Que remueve á sus pies una bambolla
De abigarrada trapería, donde
Cae como un pañuelo la paloma.
Sobre el patio entablado por la dura
Limpieza matinal, el sol que asoma
Cruza una lista de oro mortecino
En cuya luz se aclaran como gotas,
Los granos del puñado que provee
La embuchada pollera una vez y otra.
Un mechón todavía soñoliento
Sobre la clara sien se desenrosca;
Y aunque aquella muchacha no es bonita,
En el coco ordinario que la arropa,
Un vientecillo audaz talla de pronto
Con brusca tirantez líneas graciosas.


Tras una pinta azul de la pollera,

Un pollíto pipiolo se equivoca.