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LEOPOLDO LUGONES

Al estribo saluda el comisario
Muy orondo, atusándose la mosca,
Con su golilla negra y su chambergo
Agachado en visera presuntuosa.
El colono torcido en el pescante,
Ayuda á la consorte sofocona,
Que reprende á un hirsuto rubiecillo
Y contiene á otros dos con mano pronta.


—¿Cómo va, amigo Pietri?
 —Eh, don Ramírez
Cosí cosí...
 —Y usté mi doña Rosa?
¿Y usté Beppina?
 La muchacha que á esto
Va bajando, responde un tanto corta:
—Yo, bien no más ...
 —Proprio come la mama,
Completa el viejo, y ella, coquetona,
Ríe al saltar, pues sabe que el taimado

Por mirarle las piernas se desoja.