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ODAS SECULARES

Como no hay en qué atar por esos llanos
Y la estaca clavada es peligrosa
Porque el retumbo se oye por el suelo
Y el indio en esto nunca se equivoca,
Aseguraba el capataz su mula
Con una taba ó una leña corta
Que amarrada á la punta del cabestro
En un hoyo se entierra y apisona.
Y aunque tire, dejuro que no arranca
La bestia más matrera y cosquillosa.


Apenas se ocupaba en ese tiempo
El ganado mular para las tropas,
A no ser en las arrias sanjuaninas
Que llegaban al pueblo con sus tortas
De alfajor, y sus rubios orejones,
Surtidos en la carga promisoria
Con la pasa mollar y la aceituna
Sobre los grandes bastos de totora.