Esta página ha sido corregida
En el largo crepúsculo de las tardes serranas
Aquellos bultos pétreos toman formas humanas
Y animales: un indio, una lanza, algún potro.
Y los nervios tirantes, los ojos y el oído,
Miedosamente esperan ver, de un momento a otro,
Levantarse las piedras, volar el alarido.
38 —