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De los libros las tomo como de un escenario
Fastuoso — ¿Las envidias, corazón mercenario?
Son gloriosas y grandes, y eres nada, te arguyo.
—Ay, rastreando en sus almas, como en selva las lobas,
A mirarlas de cerca me bajé a sus alcobas
Y oí un bostezo enorme que se parece al tuyo.
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