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Una dieta adecuada puede ayudar a reducir los síntomas de la fibromialgia. En algunos casos, incluso se ha observado como un cambio de dieta puede hacer que ciertos síntomas desaparezcan por completo.

Las personas con fibromialgia deberían seguir las recomendaciones alimenticias realizadas para el resto de la población, aunque estudios científicos han encontrado algunas peculiaridades que recorreremos en las próximas líneas.

En primer lugar, a menudo las personas con fibromialgia también tienen sobrepeso u obesidad en una proporción mayor que la que se da en la población general sin esta enfermedad. Además de los problemas relacionados con la obesidad y el sobrepeso que tendría cualquier persona —que no son pocos—, se sabe con certeza que las personas que además padecen fibromialgia tienen mayores niveles de dolor, más fatiga, peor calidad de sueño y peor calidad de vida. Además, también se relaciona con el riesgo de caídas o la tendencia a tener problemas psicológicos como ansiedad o depresión. A todo esto debemos sumar los problemas que supone la obesidad en cualquier persona, como el aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares o de diabetes, una reducción de la autoestima o un aumento de las cargas articulares en la columna (zona lumbar) y de las extremidades inferiores. En definitiva, lleva a una peor calidad de vida y a un aumento de la mortalidad.

Para evitar la obesidad y el sobrepeso lo más adecuado es una dieta equilibrada combinada con ejercicio físico y hábitos saludables. La reducción del consumo de azúcar y grasas es imprescindible para el buen control del peso corporal y la acumulación de grasa.

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