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impresa este escrito hasta el año de 1821, habiendo servido desde 1806 para la enseñanza pública, parece haber bastantes motivos para reputarlo como publicado.

En este escrito ademas de la teoria para el arreglo de los generos de las aparasoladas, solo expuse los caracteres genericos diferenciales, que crei mas perceptibles y faciles para los discipulos, juntamente con los habituales, ó de la vegetacion, porque juzgué que este era el mejor medio de que tomasen aficion á su estudio, en el que esperaba, que alguno de ellas llegase algun día á distinguirse. Despues de haber explicado los caracteres que se observan en las plantas de esta familia, presenté como resultado de mis observaciones las reglas ó cánones siguientes.

    la biblioteca y herbario del jardin, previniendoselo expresamente asi al bibliotecario, pero en secreto: mas este que conocia la maldad y la injusticia, y ha tenido siempre una alma libre de pasiones tan mezquinas y bajas, me proporcionaba en mi casa cuantos libros necesitaba; pero era imposible hacer otro tanto respeto del herbario. Llegaron á tal extremo las pasiones miserables de aquellos, que cuando rechazados por la opinion general tubieron que poner la enseñanza publica en mis manos (en 1806 y 1807) mandaron cerrar hasta los libros mas comunes pero precisos para la enseñanza pública: tiros miserables que yo reparé llevandolos de mi casa, y llevando tambien no pocas veces las plantas de mi herbario. En estos dos años pude dar ensanche al celo que me devoraba por comunicar á todos los conocimientos que habia adquirido. No solo trabajé la memoria de las umbeladas, sino tambien otras diferentes sobra las familias entonces mas dificles, cuales son las Grameñas, todas las compuestas, los Helechos y demas plantas cryptógamas, de que en 1807 di un curso particular á los discipulos del año anterior, que luego hicieron oposiciones á premios, y las leyeron en la catedra pública las discipulos don Lamberto Gil, don Tomas Araujo, don Antonio Fernandez Contreras, don Manuel Rodriguez, don Benito Iglesias, don Atanasio Aleson, y otros de cuyos nombres no me acuerdo. Las memorias manuscritas tienen muchos de ellos, y si se consultan algun dia, y se comparan con los conocimientos que entonces habia publicados, se vera, que singulramente los de las grameñas, compuestas y helechos contenian mucha novedad. Solo en las compuestas habia cerca de cien generos nuevos. Debo esta satisfaccion á mi patria, que algun dia tal vez me culparia de la perdida lamentable que tube en Sevilla de mis numerosos manuscritos, mas apreciables que los referidos para su gloria literaria en mi mano, y para su ilustracion, y á algunos sabios estrangeros que muchas veces me han preguntado en sus cartas el porque no publicaba los trabajos que ó habian visto, ó sabian por otros medios que poseia. Por motivos análogos no han visto la luz pública las obras de Barnades el padre, de Sesé y Mociño, las muy voluminosas del inmortal Mutis y otros sabios naturalistas españoles, y por trabas dependientes del gobierno no se ha concluido de publicar muchos años ha la preciosa Flora del Perú y Chile. Sabios estrangeros se llevaron la gloria literaria, que muchos años antes hubieran cogido los españoles bajo otra clase de gobierno.