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CLXXXVIII
Obras de Shakespeare.

OBRAS DE SRAKESPRARR.

tos, y tal vez se les daría ia razón; pero no pasen de abi ni un punto más, porque la comedia no puede concluir sin que el tribunal-que en parte tiene razón-llegue hasta la injusticia trégica, y sin que el simpático jurisconsultoque también la tiene en parte-liegue hasta la sinrazón cómica, cuando uDo y otra exageran ilegitimamente sus derechos, queriendo llevarlos hasta sus úilimas consecrencias. Summum jus, aumma injuria.

LIV.

Haabeth.

Macbeth es una de mis tragedias predilectas. La lef apenas joven, y me causó asombro. Después la he estudiado muchas veces, y siempre me causa maravilla.

Quisiera, pues, entcar en un examen paicológico de ella, para hacer ver cóno el influjo de las eircunstancias despierta la inclinación dormida, eómo el favor de la oportunidad imprevista se convierte en incentivo, cómo el incentivo se hace impulso, cómo el impulso se transforma en decisión, y la decisión en crimen. Hágome, por tanto, violencia, ya que por primera vez en mi vida me toca babiar de creación tan sorprendente, en haber de ceñrme á to muy preciso para demostrar que el Macbeth es un modelo fascinante del sistema Shakesperiano.

CENTRO. Los estlragos de la ambición, que alcanzan también á quiencs los consienten.

GRuros. Macbeth y Lady Macbeth; La sombra de Baaquo y las demás aparicioness