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CLXXXV
Estudio preliminar

e entregaba con semejarte extraña y eruelisima condición.

En virtod del pacto establecido, Shylock[1] tenia derecho á arrancar por su mano la libra de carne del cuerpo de Antonio; pero no to tenía ni á una onza más ni á una onza menos, ni tampoco á hacerle derramar una sola gota de sangre, ni á poner sus días en peligro; como la simpática Porcia, disfrazada de jurisconsulto, lo hizo ver ai tribupal.

El tribunal estuvo en su derecho no amparando al judio; pero faitó á toda justicia condenándole á abjurar de su religión y convertirze al cristianismo[2].

Jesica está en su derecho amando á Lorenzo; pero carece de él cuando roba á su padro...

Por último,-y esto es de ua cómico sublime,-Porcia, la misma Porcia, que, fingiéndose juriscoasu'to romano, ba librado á Antonio de las garras del judio á favor del Summum jus summa injuria, Porcia, y la graciosa Nerisa que la ha ayudado en su empresa, caen en la siprazón de reñir con sus amantes por haberles éstos entregado, sin conocerlas, en pago de la defensa de Antonio, los anillos que ellos les habfan jurado no vender, ni dar, ni perder nunca.

Afortonadamente, el Amor dirime la contienda; como debe suceder siempre que un derecho parcial y exclusivO se pone en pugaa con los derechos de los demás.

H¡STORIAS. Hay cuatro entrelazadas, como antes tava oportunidad de aducir: Pleito entre Shyloek y Antonio; (19 Pronůnciese Sháiloc.


  1. ​ A mi entender, esta es ana de las mis grandes bellezas de Et Mercader 'de Venecia; y no com prendo cómo la penelrante vista anatitica do Ulrici (á quien sigo en to prineipal de este examen) so á echó de ver; y busca, en su defecto, explicaciones que ao çuadrg D eap ta liuulidad de tan aduie pogucción dramática.