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Obras de Shakespeare.

pación semejante, cuanto que la ignorancia de las lenguas sabias venía á ser entonces sinónimo easi de falta de instrucción. Se comprende que la imposibilidad de leer en sus originales á los modelos de la antigūedad entrañase para aigunos falta de gusto; pero no se alcanza cómo podia ser opinión de los entandidos que la carencia de nociones filológicas implicase carencia general de conocimientos, siendo motivo autorizado para decisiones criticas' de gran aleance respecto á cosas de género tan distiato como lo son las lenguas y el arte dramático. Qué tiene que . ver la fiiologia con el drama? Desde los tiempos de Rowe fué, pues, moda encomiars Shakespeare por su genio, deprimiendo su instrucción olasica, Y hasta los admiradores del Poeta ostimaban la ignorancia que le suponían como una circunstancia feliz para los vuelos de su fantasia creadora, Rowe dice: «No es improbable que la regularidad clásica y la deferencia bacia los antiguos, compañera de la corrección, bubiera apagado algo del fuego y de la impetuosidad y hasla de la bella extravagancia que en Shakespeare Dos admira.» ;Como si lo bollo pudiera ser nunca extravagante! ¡Como si no fuern mejor el admitir que dentro de la esfera poética caben muchos más asuptos que los aceptados por una tan estrecha crítica, que considera de coasiguiente como extravagantes é ineapsces de belleza todos cuantos asuntos le place proscribir! Y nótese que Rowe, siendo de los admiradores de Shakespeare, incluye en su citada brevisima exculpación nada menos que los cargos de irregularidad, de incorreociớn, y de extravagancia. Aqui de la exclamación del vulgo bajo español: a¡Qué amigos lienes, Benitot» y perdóneso el recuerdo, en grucia de la oportunidad de su aplicación.

Otros, para defender al Poeta dal cargo general de