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CIX
Estudio preliminar

Pope enmendaba el texto de los antiguos ejemplares Sbakesperianos arbilrariamente, y suprimfa á su antojo trozo tras trozo, sin otro fundamanto que la suposición de que los actores babían pvesto aquí la mano, y allf los ignorantes correctores habían introducido un absurdo. Theobald, calificado por Johnson de hombre de cortos alcances, tepís, sin embargo, todas las calidades que deben adornar á un editor de conciencia: celo, minuciosfsima exactitud, y reverente respeto.-«Solamente, dice Theobald, cuando á up pasaje sięmpre oscuro en las anteriores ediciones le he podido dar sentido y sentimiento por la alteractón de una ó dos letras, ó bien por un cambio en la puntuación, me he permitido hacer correcciones, para las cuales no creo de necesidad impetrar ninguna clase de indulgoncia.»- Ast, las más felices eomiendas han sido las de Theobald; y la posteridad, imparcial, le ha dado la razón; pere ;después de va siglo de preocupación injusta é injustificada, á cáusa del ridículo lanzado eontra él en la Dunciada, llena de ingenio, pero falta de humanidad! Cuánto y por cuánto tiempo pesa, á veces, la preocupación de eseuela! No escarmentado en el fracaso de Pope, Ilanmer exageró de tal modo la manía de acuchillar la versificación shakesperiana, que de la famosa edición, tirada en las prensas de la Universidad de Oxford para servir de nIonumento perdurable á la fama de Shakespeare, pudo con gran razón decir Capell: - aSeguir el ejemplo de Hanmer es aniquilar á un autor.

La idea de que tas liamadas faltas en la versificación no eran imputables á Shakespeare y de que, por tanto, nada había más justifieado que proceder á su enmienda, se ve claramente en el siguiente trozo de Warburton, uno de tos uás inclementes correctores:-«abandonadas las obras ..