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M. AURELIO.—SOLILOQUIOS.

M, AURELO.-8OLILOQUI08.

41 echarás de menos á los dioses, pero si es para quedarte del todo sin sentido, acabarás ya de verte agobiado de penas y privado de gustos, no sirviendo ya á ese vaso inmundo de tu cuerpo, que es de condición tan inferior, y que de suyo debiera servir como esclavo, puesto que en el hombre la una parte consiste en la mente y espíritu, la otra no es más que tierra y podre.

No malogres el tiempo de vida que te queda en averiguar vidas ajenas, á no ser que lo hagas con la mira de servir al público; quiero decir, que no revuelvas en tu imaginación qué hace fulano y por qué lo hace; qué dice, qué piensa, qué maquina y otras cosas á este modo, porque la curiosidad de los hechos ajenos distrae á uno del cultivo y cuidado de su mismo espíritu. Es menester, pues, guardarse mucho que en la serle y discurso de tus pensamientos nada se entrometa de temerario y superfluo, y con más especialidad, nada de curioso y maligno, y también acostumbrarse á meditar solamente en aquello sobre lo cual de repente reconvenido, en qué piensas ahora? pudieses al punto con toda franqueza responder: yo, ahora, en esto ó en aquello pensaba; de suerte que por la tal respuesta al momento se dejase ver un ánimo en todo sincero y bondadoso, propio de quien ama la sociedad, de quien desprecia los placeres y de una vez echa de sí las ideas de una vida mole y afeminada, de quien ni tiene tema, ni envidia, ni sospecha contra nadie, dos de la inmortalidad del alma, con todo usaban muy á menudo del dilema, muy común á todo filósofo, que aqní forma M. A. para apartar el horror natural que todos tienen á la muerte.