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MORALISTAS GRIEGOS.

á complacerme, tan apasionada por mí, de una condición tan llana y sencilla; el poder echar mano de tantos y tan hábiles maestros para mis hijos; el proponerme, entre sueños, aquellos remedios, de que yo necesitaba, y, entre otros, los que me habían de servir contra el esputo de sangre y los vahidos de cabeza, lo que me aconteció en Gaeta[1]. El que, habiendo yo concebido mucha pasión por la filosofía, ni tuviese la desgracia de dar con algún sofista, ni de perder malamente el tiempo en revolver escritores, ó en resolver silogismos, ó en discurrir de meteoros, porque, sin duda, es así: que cuanto acabo de referir, no me pudo acontecer, sin el socorro de los dioses y favor de la fortuna.

Esto se escribió entre los Quados[2], cerca de Graneañar, nuestro buen filósofo, que tanto la elogia, ó los historiadores Casio y Capitolino, que tanto la vituperan?[1] Marco Aurelio, como buen estoico, aprueba la adivinación por sueños. Véase á Cicerón, De Divinat, lib. 1. No se puede negar, ni que alguna vez Dios, entre sueños, revelase algunos secretos, como se ve en varios lugares de la Sagrada Escritura, ni que los paganos, abusando del dicho de Homero, Kal ydp t övap ix Aróc toi, fuesen por extremo supersticiosos en este particular.

[2] Los Quado8, pueblos de la Germanía, contra quienes Marco Aurelio hizo una expedición, de que salió felizmente, habiendo mediado las oraciones de los soldados cristianos, sobre cuyo extraordinario acontecimiento dejamos dicho en la vida de Marco Aurelio cuanto conduce á poner en claro la verdad del suceso.


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