Página:Obras de los moralistas griegos. Marco Aurelio-Teofrasto-Epicteto-Cebes (1888).pdf/74

Esta página no ha sido corregida
16
MORALISTAS GRIEGOS.

misma conducta, y por otra, con el respeto y amor beneque me tenía, me sirviese de grande consuelo; ficio, el haberme dado unos hijos[1] no faltos de talento y no contrahechos; beneficio, el que yo no hiciese grandes progresos[2] en la retórica, ni en la poesía, ni en otros estudios, porque tal vez en éstos me hubiera estancado, sin pasar á otra cosa, si en ellos me hubiera visto muy adelantado. Me reconozco obligado á los mismos por haber yo promovido á los que corrieron con mi educación, concediéndoles los honores que á mi parecer deseaban, y no dilatando sus esperanzas con las buenas razones de que todavía eran jóvenes y que con el tiempo les premiaría.

Tengo por singular favor de la Providencia divina el haber yo conocido á Apollonio, Rhustico y Máximo, como también el que, muy á menudo y con mucha claridad, se me representase el sistema de una vida conforme á la naturaleza.

De modo, que por lo que mira á los dioses, á los toques y movimientos[3] interiores, á los auxilios é inspiraciones que de parte de ellos recibí, me hallo en estado de vivir acorde con la naturaleza, si yo,[1] Un padre, por más filósofo que sea, nunca deja de ser un juez apasionado, cuando se habla de sus hijos.

Ilor. Serm., lib. 1, sat. 3. Strabonem appellat pætum pater.

Casio, Capitolino y Lampridio, no hallan mucho por qué dar gracias á los dioses en los hijus de nuestro Marco Aurelio.

[2] Alude al dogma estoico en esta parte, que da por indiferentes todas las artes, á no ser la virtud, la cual sólo hace al hombre feliz, como también al decoro político de un Principe, que debe mirar estas facultades como inferiores al solio. An non te tui pudet, decia Filipo al grande Alejandro, qui novis tam belle canere?[3] No pnedo menns de deeir que sólo este pasaje de


  1. 1,0 1,1
  2. 2,0 2,1
  3. 3,0 3,1