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MORALISTAS GRIEGOS.

clinado á honrar, sin darlo á entender, así comomuy instruído, sin ostentar la erudición.

Alejandro[1] el gramático hizo con su ejemplo que yo no fuese amigo de reprender ni de zaherir á aquellos que se les fuese ó un barbarismo ó un solecismo ó una viciosa pronunciación de una sílaba;.

antes bien procurase con maña sustituir aquellosólo que se debía haber proferido, ó bien como quienpregunta, ó bien como quien confirma, ó como quienexamina, no la palabra misma, sino la cosa dicha,.

ó por fin, como quien amonesta con disimulo de alguna otra semejante manera cortés y agradable.

Frontón[2] me hizo comprender perfectamentecuál suele ser la envidia, la astucia y la hipocresiapropia de un tirano, y al mismo tiempo observar que en general estos que entre nosotros llevan el nombrede patricios son en cierto modo insensibles á aquel amor que la naturaleza inspira para con las personas allegadas.

Debo á Alejandro[3] el platónico el consejo, nosólo de no decir frecuentemente á nadie, ni de escribir, sin que sea absolutamente necesario, que estoy muy ocupado, pero aun de no rehusar jamás, con el pretexto de los negocios presentes, el cumplimiento de ninguna de aquellas obligaciones que losvarios respetos de la sociedad piden de justicia.

[1] Aristides hace la oración fúnebre de este insigne y doctísimo gramático.

[2] Frontón el orador, no Frontino el retórico.

[3] Gatakero no acaba de resolver si éste fué Alejandro de Sícilia, sofista, secretario de M. Antonino para las cartasgriegas, ó el Alejandro Damasceno, de quien hace mención Galeno.


  1. 1,0 1,1
  2. 2,0 2,1
  3. 3,0 3,1