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M. AURELIO.—SOLILOQUIOS.

paciente; ví un hombre que no hacía alarde de su destreza en saber proponer y acomodar las instrucciones á la capacidad de los oyentes; un hombre, por fin, que sabía cómo se deben recibir, de parte de los amigos, los que se llaman beneficios, sin que por ellos quede uno hecho como esclavo del otro, y sin que, por no contar con los favores recibidos, se muestre desconocido.

Enseñóme Sexto[1] un afecto cordial para con todos: me dió en su familia el modelo de una casa, gobernada antes con amor de padre que con severidad de amo; me dió la idea de una vida, conforme[2] á la razón natural, y de una gravedad sin afectación; me avisó del cuidado que se debe tener de acertar con el gusto de los amigos, y de sobrellevar las groserías de los ignorantes y atolondrados; en suma, el arte de acomodarse uno á todos, de modo que en su trato familiar se note más atractivo que suele experimentarse en toda adulación, y al propio tiempo se adquiera entre aquéllos mismos la mayor veneración y respeto debido; otra instrucción suya fué el método claro y camino seguro de inventar y ordenar las máximas necesarias para una vida ajustada, y que no se trasluzca señal de ira ú otra pasión; antes bien, por el contrario, libre de estos afectos, al mismo tiempo sea muy entrañable é in-


  1. Sexto Cheronense, el sobrino de Plutarco, y no Sexto Empírico el Pirrónico. Gatak.
  2. La fórmula estoica vivir conforme á la naturaleza, dejónosla bien declarada Cicerón, Offie., lib. 111, quod á stoicis dicitur convenienter nature vivere, id habet hanc, ut opinor, sententiam, cum virtute congruere semper.