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LIV
MORALISTAS GRIEGOS.

tancia, según lo refiere en su historia Herodiano: « Amigos míos, no es maravilla que os enternezca mi estado, porque es natural al hombre compadecer á su semejante, y más si le ve por sus ojos padecer.

Más me prometo yo de vuestro afecto; y el que os profeso me es fiador de vuestra reciproca amistad.

Ha llegado el tiempo, para mí, de coger el fruto de los beneficios de que en tantos años os he colmado, para vosotros, de mostrar hasta dónde se extiende vuestro, agradecimiento. Mi hijo os necesita: vosotros me le habéis criado hasta ahora, y no podéis dejar de conocer á cuántos peligros queda expuesta su mocedad, que con razón se puede comparar á la agitación de las olas embravecidas; y asi, necesita en ella de pilotos diestros que le gobiernen con prudencia y no permitan que su inexperiencia le precipite en los escollos que le rodean, y le arrastren hasta sumergirle las corrientes halagüeñas de los vicios. Moderadle, dirigidle con vuestros consejos; portaos de manera que en vosotros encuentre otros tantos padres por uno que la muerte le arrebata.

Porque has de saber, hijo mío, que no hay riquezas que puedan henchir el abismo insondable de la tiranía; no hay guardia tan numerosa que asegure la vida de un príncipe descuidado en granjearse el amor de sus vasallos. Los acreedores á gozar larga y felizmente de la soberanía son los que se esmeran, no en espantar con la crueldad, y sí en apoderarse de las voluntades por medio de la afición que labondad del que manda inspira á los que obedecen.

En quien te has de fiar no es en esclavos sujetos por necesidad, y sí en ciudadanos bien inclinados, que la benevolencia cautiva, que obran por afecto y no