de las lecciones de los excelentes maestros que su padre le había señalado. La crueldad empezó en él desde la edad de doce años: no encontrando el baño caliente, mandó arrojar en un horno encendido al que tenía ese cuidado. Juliano fué de opinión que en tales circunstancias M. Aurelio debió desheredar al hijo y nombrar por sucesor al yerno, por ser providencia más conveniente á la seguridad propia.
Muy lejos estaba M. Aurelio de semejante rigor; antes con su blandura y disimulo dió lugar á que acabase Cómodo de pervertirse. Ensoberbecido con los nuevos honores, apartó de sí á los virtuosos fieles consejeros, puestos por su padre, y buscó gentes sin decoro que fomentasen sus vicios. Echólas de palacio Marco, pero fueron tales el sentimiento del hijo yla flaqueza del padre, que se las restituyó, y con eso acabó de soltar la rienda á las pasiones, especialmente á las del vino, juego y lascivia, escandalizando á Roma y profanando el Palacio, dentro del cual hizo alguna vez de gladiador y cochero. No fué ésta la única adversidad que trabajó los últimos años de Marco Aurelio.
En el de Cristo 178 retoñó la guerra de Alemania, que no había sido terminada radicalmente. A detener el ímpetu de los bárbaros se adelantan Pertinaz y los dos Quintilios, tan célebres por su valor y pericia militar como por su fraternal unión. Siguelos el Emperador con su hijo Cómodo á 5 de Agosto del mismo año. Dió el mando del ejército á Paterno, que derrotó completamente al enemigo en una función que duró todo el día; y de resulta de ela los soldados aclamaron general á Marco Aurelio por y última vez. Otros generales consiguieron también décima