sino sobre cuadrada y muy al seguro puesta, y con ella otras dos que parecen ser sus hijas?
—Así parece que están.
—De éstas, pues, la que está en medio es la Doc trina, y la otra la Verdad, y la tercera la Persuasión.
—¿ Por qué está sentada sobre piedra cuadrada la Doctrina?
—Es señal, dice, que el camino que lleva á do ella está es seguro y cierto para los que vienen, y que los dones que ella les da son seguros para quien los recibe.
—¿Y qué dones son los que ésta da?
—Confianza y Animo, dijo él.
—Y esto ¿cómo es?
—Una ciencia, dice, de que no ha de ver mal ninguno en toda la vida.
—jOh Soberano Dios, dije yo, y qué hermosos dones! Pero á qué fin está de esta manera fuera del cercado?
—Para curar, dice, á los que vienen, y darles á beber de aquella fuerza purgativa. Después, cuando ya están bien purgados, llévalos á las Virtudes.
—¿Cómo es eso? dije yo, porque no lo entiendo.
—Entenderlo has, pues, dice. Como si uno[1] estando muy enfermo viniese á que lo curase el médico: primero le había de sacar con purgas todo lo que le causaba la enfermedad; y de esta manera[1]Q; äv ootoç. Abril lee oç av st tuc, como si uno; pero nuestra lección se halla en un códice antiquisimo que vió Gronovio, y parece más natural que el anciano que declaraba la pintura, señalase con su vara uno de los presentes, diciendo : como si este, öç äv outoc, que no á un cualquiera, os äv el riç.