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EPICTETO.—MÁXIMAS.

das las otras cosas. Mira desde luego que no dejes arrebatarte de esta idea y examinala en ti mismo y toma tiempo de hacer reflexión sobre ella. Considera después la diferencia que hay del tiempo en que gozarás de este placer y de aquel que (después de haberle gozado) te arrepentirás y te aborrecerás á ti mismo. Represéntate también la satisfacción y el gusto que tendrás si te abstienes. Pero cuando puedas gozar legitimamente de esta clase de placeres, no te dejes llevar enteramente ni te dejes vencer de las caricias, las dulzuras, los halagos y los hechizos que ordinariamente acompañan al deleite.

Juzga que el gozo interior que recibirás en haber alcanzado la victoria, es lo más excelente de todo.

LVII.

Cuando hayas resuelto hacer alguna cosa, no temas que te miren, aun cuando el pueblo lo tome á mala parte; porque si lo que haces es bueno, nada debes temer, que sería injusto reprenderte. Si, al contrario, es malo, no solamente has de evitar ser visto, sino que estás obligado á desistir de la empresa.

LVIII.

Como estas palabras (es de noche, es de día) son muy verdaderas si las separas por la particula disyuntiva ó son absolutamente falsas si las atas con la partícula conjuntiva, así cuando estás en un fes-