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EPICTETO.—MÁXIMAS.

gas: «mi padre es un malvado»; no es esa buena excusa. Cuando la Naturaleza te dió padre no se obligó á dártele bueno. Así, cuando tu hermano te hace algún agravio, no repares en lo que él te hace, sino considera á lo que te obliga la hermandad y cómo te debes gobernar con él para no hacer nada que no sea conforme á naturaleza. En efecto, persona ninguna te puede ofender si tú no quieres, y si te hace injuria es solamente cuando tú crees que se te hace: juzga lo mismo de todo lo restante. Aprenderás lo que debes al vecino, al ciudadano y al general del ejército, si te acostumbras á considerar lo que son.

XXXIX.

Sabe que el punto principal de la religión consiste en tener buen concepto de los dioses, como creer que en efecto son y que gobiernan el mundo con bondad y justicia; que es menester obedecerlos; què nos debemos contentar con todo lo que hacen y seguir inviolablemente sus órdenes, como nacidas de una inteligencia muy excelente y muy perfectá; porque de esta manera no los acusarás nunca ni te quejarás de que te hayan desamparado. Pero esto no se puede hacer si no menosprecias todo aquello que no depende de ti, y si no comprendes todo el bien y todo el mal en lo que depende de ti absolutamente. Porque si piensas que el bien ó el mal sea alguna otra cosa, te equivocarás muchisimas veces en lo que deseas, caerás en aquello de que huyes y culparás y aborrecerás á los que fueron causa de tus desdichas. En efecto, como es natural á todos los 24