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MORALISTAS GRIEGOS.

XVII.

Nunca digas que has perdido alguna cosa, sino siempre di que la has restituido. Cuando tu hijo ó tu mujer murieren, no digas que has perdido tu hijo ó tu mujer, sino que los has restituído á quien te los había dado. Pero cuando se nos haya quitado alguna heredad, ghabremos de decir también que la hemos restituido? Puede ser que pienses que no, porque el que te ha despojado de ella es un hombre malvado, como si á ti te tocara, por cuya mano vuelve tu posesión á quien te la dió. Por lo cual conviene que mientras la tienes á tu disposición, la tengas por extraña, no haciendo más caso de ella que cl caminante hace de las posadas en que aloja.

XVIII.

Si quieres adelantar en el estudio de la virtud, aparta del entendimiento estos pensamientos: «Si no tengo cuidado de mis negocios, no tendré con qué subsistir: si no castigo á mi hijo, saldrá malo. » Advierte que vale más morir de hambre y conservar la grandeza del ánimo y la tranquilidad del espíritu hasta los postreros suspiros, que vivir en la abundancia con un alma llena de inquietud y de tormento.

Advierte, te digo, que vale más sufrir que tu hijo salga malo, que hacerte tú mismo desdichado. Al fin el sosiego del espíritu se ha de preferir á todo; mas para tenerle, es menester que desde luego te ensayes