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EPICTETO.—MÁXIMAS.

KPICTETO.-MÁXIMAS.

345 mismo año pasé con el ejército á la Alsacia, y vi la mayor parte de Alemania, debajo del mando del Duque de Feria, por cuya muerte milité al año siguiente en el ejército con que el Señor Cardenal-Infante, de gloriosa memoria, pasó victorioso á Flandes, después de aquella tan sangrienta como celebrada batalla de Norlinguen, siendo yo soldado del tercio de D. Martín Idiáquez, que tuvo gran parte en esta victoria. La llegada á estos Estados fué á lo último del año de 1634. En todo este tiempo y viajes aprendí diferentes lenguas (cosa muy fácil á la mocedad), algunas ciencias, más curiosas que provechosas, y muchos secretos de naturaleza y Medicina. Alcancé no poca noticia del conocimiento de las hierbas y drogas medicinales, de la Anatomia, Cirugía y varias operaciones químicas. Hallénme muchas veces en peligros manifiestos de mi vida, de que Dios fué servido librarme por su divina y secreta providencia. No hago relación particular de mis sucesos, por no ser esta mi historia, sino mi confesión; y así, diré solamente, para mayor confusión mia y ejemplo de otros, que tuve muchas inspiraciones de Dios para mudar de vida y costumbres, pero á todas fuí ingratamente rebelde; y cuando debía esperar (por tan gran maldad) los merecidos efectos de la justicia divina, fué Dios servido (con su inefable misericordia) de reservarme entre tantos compañeros que han perecido á mi vista de mil maneras, siendo yo entre todos el qne más le había ofendido. ¡Oh justos é impenetrables secretos de los juicios de Dios! Mis principales y capitales pecados (de que procedieron infinidad de vicios) fueron: una insolente