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XXXVI
MORALISTAS GRIEGOS.

Hechos todos estos preparativos, parten de Roma entrambos Emperadores el mismo año que triunfaron de los Partos, 166 de Cristo, de Roma 917, y se encaminan á Aquileya con el fin de anticipar la campaña del año siguiente. La primera época de esta guerra corre desde su principio hasta la muerte de Vero; la segunda tiene por término la rebelión de Casio, y la tercera fenece con la vida de M. Aurelio.

La escasez de las memorias, su confusión y la falta testigo y defensor de la inocencia de los mismos, no por eso dejó de ponerles la tacha de obstinados: Non dubitandum qualecumque esset, quod dicerent, pervicaciam certè, et obstinationem inflexibilem debere puniri (lib. x, ep. 97). Así lo juzgó M. Aurelio, violentando su genio bondadoso y compasivo, por el citado error común á todo paganismo; y mucho más por los clamores de magistrados crueles, de sacerdotes interesados y de un pueblo iluso y enfurecido, at cual en aquellas circunstancias era preciso contentar. Por esto nos inclinamos al parecer de Brukero (tom. II, pág. 592, edit. Lips., an. 1766), que le absuelve de la nota de supersticioso y sanguinario.

Resplandece la bella alma y el juicio de M. Aurelio, cuando con sinceridad informó al Senado que la milagrosa lluvia que salvó al ejército romano en una jornada contra los Cuados era efecto de las oraciones de la legión Melitana, toda compuesta de cristianos. Tertu!liano cita esta carta en su Apolog., cap. Ix, y fuera locura el fingirla, empeorando con semejante ficción su propia causa. Garantes del prodigio son San Apolinar de Hierápolis, contemporáneo; Dión, que la refiere muy á la larga; Člaudiano, que la describe (de vi Cons. Honor., v. 340); y sobre todos, la columna Antonina subsistente en Roma (Nard. Rom., vet. VI, 9), que en bajo relieve le representa, con las demás hazañas de Marco contra los Germanos. Ni esto, ni el ver que ningún cristiano siguió la facción de Casio, como observa Tertuliano, bastó para que la persecución cesase: i tan dificil es que los hombres, por virtuosos que sean, muden una de aquellas resoluciones en que creen interesarse la Religión y el Estado.