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MORALISTAS GRIEGOS.

XXV.

DEL MIEDO ó TIMIDEZz.

Parece por cierto que el miedo es timido abatimiento del ánimo; y el medroso tal: Yendo embarcado, dice que los promontorios son embarcaciones enemigas. Si se inquietan las olas, investiga si alguno de los navegantes no está purificado. Si el piloto acorta vela ó interrumpe la navegación, le pregunta si irá ya la mitad del camino, y qué pronostica del divino mar. Dice al que está próximo á él, que tiene miedo por ciertas cosas que ha soñado: se desnuda y da hasta la camisa al criado: ruega que lo acerquen á la tierra. Cuando milita en campaña y se convoca á todos contra el enemigo ya formado, aparenta primero especularlo, y añade que no es fácil discernir si es el ejército contrario. Pero cuando oye ya la vocería y ve caer algunos, dice á los inmediatos que se le olvidó, por la mucha prisa, tomar la espada; y escapando á su tienda, destina su criado para que vaya á descubrir dónde están los combatientes; y escondiendo la espada bajo la almohada, gasta, aparentando que la busca, mucho tiempo. Si ve desde la tienda que los camaradas llevan algún compañero herido, se adclanta á recibirlo, le exhorta á que tenga valor y confianza, le cuida ó cura, le limpia con una esponja las heridas, le osca las moscas, y por todo pasará más bien que comba-