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XXXIII
M. AURELIO.—SOLILOQUIOS.

demasiadamente distraídos en otros más graves negocios. Mandó que en los archivos del templo de Saturno se conservasen empadronadas las fes de haber nacido libres; las cuales, en término de treinta días del nacimiento, se debían presentar en el depósito; y extendió igual orden á las provincias.

Prohibió hacer pesquisas de oficio, relativas al estado y condición de los que hubiesen fallecido cinco años antes. Anuló el matrimonio entre parientes muy cercanos. Trajano había ordenado que los senadores candidatos de los empleos arraigasen en Italia hasta la concurrencia de la tercera parte de su patrimonio. Marco impuso á todos ellos la misma obligación, pero obligando solamente á la cuarta parte de su hacienda. Mucha sabiduría y cordura se nota en estos reglamentos, evitando el prurito de innovar, tan peligroso en todos estados, y edificando con solidez sobre los fundamentos zanjados por otra mano. Para ellos se valía M. Aurelio del consejo de los más acreditados jurisconsultos, entre otros de Cerbidio Escévola, famoso por su doctrina, y mucho más por haber sido maestro de Papiniano.

Dada esta ligera y sumaria noticia de la vida pública de M. Aurelio, en la privada sería ocioso inculcar sobre la templanza y sobriedad, sobre la modestia, decoro, seriedad é incansable aplicación.

A ésta, en las pocas horas que podía hurtar al gobierno, debemos los doce libros de Reflexiones morales, ó Soliloquios, que son un extracto y quinta esencia de la menos imperfecta filosofia. Comía regularmente solo, por no molestar á sus amigos obligándoles á que le hiciesen compañia, por ahorro