Página:Obras de los moralistas griegos. Marco Aurelio-Teofrasto-Epicteto-Cebes (1888).pdf/331

Esta página no ha sido corregida
273
M. AURELIO.—SOLILOQUIOS.

A los que te preguntaren; en dónde viste á los dioses ó por dónde sabes de cierto que existen para darles ese culto? respóndeles, en primer lugar, que también son perceptibles á nuestra vista[1], además de que, aunque yo no haya visto á mi propia alma[2], sin embargo la respeto también: á un modo, pues, semejante, sé con certidumbre que hay .

dioses, y los venero por las mismas razones de que experimento en todas partes los efectos de su poder.

La conservación de una vida feliz y ajustada estriba en que uno en es cada cosa de por sí, cuál su materia, cuál su forma; que ese mismo haga con toda su alma lo que es justo, y que siempre trate verdad. Y qué más le falta ya, sino disfrutar el tiempo de su vida encadenando una obra buena con otra mejor, de suerte que no deje el más mínimo intervalo entre las acciones buenas? Una misma[3] es la luz del sol, por más que se todo y por todo discierna cuál[1] Los Estoicos, fingiendo que los astros eran dioses, adınitian visible su divinidad; error que más era para dicho de boca de un cómico que para escrito de pluma de un filósofo. Sin embargo, no faltaron filósofos que confesaron la invisibilidad de Dios, como refiere Justino, de Monarch.

[2] El argumento hecho á favor de la existencia de Dios es convincente, y se vale del mismo Theophil., ad Autolic., lib. 1. La comparación tomada del alma, la cual conocemos por los efectos que vemos obrados en la materia, de suyo incapaz para ellos, tiene mayor fuerza si se aplica á la Naturaleza del universo, en la cual observamos infinitos efectos que de suyo piden un principio superior á toda materia y cosa criada, no hallándose en ninguna de ellas en particular ni en la suma de todas una razón suficiente ó una determinación necesaria de su ser y existir.

[3] M. Aurelio en este párrafo no pretende más que de- 18


  1. 1,0 1,1
  2. 2,0 2,1
  3. 3,0 3,1