Página:Obras de los moralistas griegos. Marco Aurelio-Teofrasto-Epicteto-Cebes (1888).pdf/311

Esta página no ha sido corregida
253
M. AURELIO.—SOLILOQUIOS.

una separación del camino recto de la Naturaleza.

Y en realidad el espíritu, cuando lleva á mal alguno de los sucesos, entonces también desampara su puesto, ya porque él no menos ha sido hecho para mantener la conformidad y piedad que para guardar la justicia, ya porque también esas virtudes contribuyen al buen orden y conservación de la sociedad, además de ser más antiguas[1] y de mayor mérito que los oficios de la misma justicia.

Aquel que no se propone siempre un mismo blanco en el vivir, no puede ser uno mismo en todo el curso de su vida, y á no añadir también cuál deba ser ese blanco, tampoco basta lo dicho. Porque así como no[2] es una misma la opinión acerca de todas aquellas cosas que general y vulgarmente parecen buenas, por más que sea muy semejante la idea formada respecto de algunas otras, á saber, de las que se refieren al común de los hombres; á este modo también conviene que uno se proponga un blanco conducente al bien público y útil á la sociedad, pues el que dirija á este fin todos sus intentos y conatos, guardará uniformidad en to- [1] Antes nos había dicho M. Aurelio que la justicia era la más antigua de todas las virtudes, y que de ella procedían las demás; pero entonces la tomaba en un sentido general, y ahora habla de la piedad en todo rigor, reputándola por la virtud que se ejercita en acciones más sublimes, atendiendo al objeto á que se dirigen.

[2] La suma de este articulo se reduce á que el objeto de nuestras acciones deba ser un bien no opinado, sino verdadero y reputado por tal de todos, oual es el bien conducente á la sociedad, sobre lo que concuerdan aun aquellos que no opinan así respecto de otros bienes, como tiene dicho M. Aurelio en otras partes.


  1. 1,0 1,1
  2. 2,0 2,1