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MORALISTAS GRIEGOS.

¿Qué arte profesas?[1] el de bien vivir. Pero ésta ¿de qué otra suerte se puede ejecutar mejor, que gobernándose por los preceptos, que parte miran á la Naturaleza del universo, parte á la constitución propia del hombre? Inventóse en primer lugar[2] la tragedia, instructora de los acontecimientos humanos, con la mira de que los hombres estuviésemos advertidos de que éstos naturalmente suceden así, y para que en este gran teatro del mundo no llevásemos pesadamente aquello mismo que nos serviría de diversión representado en las tablas : porque sabemos por la experiencia que todo necesariamente tendrá este paradero, y que toleran eso mismo aun aquellos que hayan exclamado: ¡Oh Citerón![3]. Y en realidad los autores del drama dicen algunas cosas muy útiles, cual es principalmente aquello[4]:[1] Que la filosofía sea el arte de bien vivir nos consta de Plutarco, Sympos., lib. I, ap. 1. Cicer. Tusc., lib. II. Ars bene vivendi. Los estoicos decian, según se explica Séneca, ep. 9: Ars est bonum fieri: ad hoc, sed non cum hoc nascimur.

S. August., De Civit. Dei, lib. Iv, cap. xXı: á Virtus ars est bene vivendi. Neque enim dat natura virtutem, neque contingit ea animo nisi instituto, et edocto, et ad summum asidua exercitatione perducto.»

[2] Aun no están acordes los eruditos sobre cuál fuese más antigua, si la tragedia ó la comedia.

[3] Sofocles in Oedip. Reg. pone estas palabras en boca de Edipo, aludiendo al Citherón, monte de Beocia, en donde fué expuesto: ¿Por qué, oh Citherón, me recibiste? Solin. Polyhist., cap. xII: Apud Thebas Helicon locus erat, Cithæron sallus, amnis lsmenus, fontes Aganippe et Hippocrene. Mela, de Sit. Orb., lib. 111, cap. 11: Cithæron fabulis, carminibusque celeberrimus.

[4] Véase el lib. vI1, § 41.


  1. 1,0 1,1
  2. 2,0 2,1
  3. 3,0 3,1
  4. 4,0 4,1