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MORALISTAS GRIEGOS.

niendo á mano el averiguar bien lo que debes hacer? Pues caso que lo descubrieres claramente sigue porese camino de buen ánimo y con constancia; mas si no llegares á conocerlo, haz alto allí, y válete de los más hábiles consejeros; y si aun te ocurrieren otras dudas, procura, según las circunstancias presentes, naciones, sin desviarte jamás de lo que te pareciere justo; porque no hay cosa mejor que conseguir lo que es conforme á justicia. Además de que al hombre á quien no le saliesen bien sus intentos[1] siguiendo en todo la razón, le sería fácil juntar con la quietud la pronta expedición en el obrar, y con la vida alegre la moderación en sus costumbres.

Al punto que te despertares pregúntate[2] á tí mismo: ¿por ventura te interesará si otro ejecuta acciones justas y buenas? no me resultará utilidad. Acaso te has olvidado de que esos mismos se ensoberbecen llevar adelante con prudencia tus determi- [1] Los intérpretes de M. Aurelio suponen muy adulterado el texto en esta parte, omitiendo unos y añadiendo otros lo que les parece: yo, viendo la discordia de opiniones, procuré dar el sentido que me pareció más adaptado al original, con sólo mudar el ánontwac en ánóteufic, como leyó Gatakero. DAcier no se contentó con esto, queriendo que se haga la adición de las palabras 6laßepá tori, que yo reputé por superfluas. Por lo que mira á la sentencia el dictamen de la razón, puede apoyarse en la autoridad de Platón, ep. 2.

[2] No es ociosa, no, la reflexión en gente envidiosa, que suele sentir la gloria y buen proceder de otro competidor en el mérito, como dijo Horacio, Ep., lib 11, ep. 1.

Urit enim fulgore suo, qui prægravat artes Infra se positus.

M. Aurelio viene á decir lo que escribió Epict., Diss., lib. 1, seguir cap. XXVII.


  1. 1,0 1,1
  2. 2,0 2,1