Página:Obras de los moralistas griegos. Marco Aurelio-Teofrasto-Epicteto-Cebes (1888).pdf/261

Esta página no ha sido corregida
203
M. AURELIO.—SOLILOQUIOS.

LIBRO DÉCIMO.

¿Si llegaras alguna vez, oh alma mía[1], á ser buena, sencilla, uniforme, sin rebozo y más patente á los ojos de todos que ese cuerpo de que estás vestida?[2] Si al cabo empezarás á tener gusto en la benevolencia y sincero amor para con todos? Si algún día te hallarás satisfecha y sin necesidad de[1] Sería indicio de mucho fervor en la oración si al fin de la meditación se biciese un coloquio de esta clase omitiendo las expresiones estoicas. Bien pudo ser que nuestro Emperador empezase á escribir este libro después de una profunda contemplación, inflamado del deseo de todas las virtudes, bondad, pureza de intención, uniformidad, simplicidad, benevolencia, serenidad de ánimo, aversión á los deleites, couformidad con la Providencia, piedad para con Dios y justicia para con todos. Pero lo malo está en que no creía lo que nos enseña el Salvador: Xwptc ipoto to dúvaate tosTv lostv.

Joan., cap. xv, v. 5. ¡ Para que se vea cuán inútil es por si sola la filosofia![2] De una frase semejante se valió San Juan Crisóst.


  1. 1,0 1,1
  2. 2,0 2,1