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MORALISTAS GRIEGOS.

hombre, habiéndole puesto en su mano el que no se separase de todo punto del universo, y que segregado, fuese árbitro de restituirse nuevamente[1] y coadunarse, como también de recuperar el puesto y orden que había tenido siendo parte.

Al modo que cada uno de los racionales participó casi todas sus facultades de la naturaleza universal, azi también recibimos de la misma esta otra; pues de la manera que aquélla convierte en su uso todo lo que se la opone y resiste, colocándolo en el orden de su destino y haciéndolo su parte, de la misma suerte el hombre puede hacer que todo el obstáculo le sea materia de virtud, y valerse del mismo para lo que más le acomodare.

No te conturbe[2] la imaginación representándote de un golpe los sucesos de toda tu vida, ni consideres á un tiempo cuáles y cuántos infortunios es verosímil que te sobrevengan; antes bien pregúntate á tí mismo, en cada uno de los presentes acontecimientos, qué mál hay en esto que no sea tolerable ni llevadero? pues sin duda te correrías de juzgarlo por insoportable. Además de esto, haz de nuevo memoria que ni lo venidero ni lo pasado te es gravoso, sino lo que siempre está presente, y aun esto se disminuirá si tú, ciñéndolo dentro de sus[1] Parece que los pelagianos adoptaron esta doctrina, pretendiendo que la fuerza natural de la libertad pudiese sin la gracia divina bastar para la verdadera penitencia y reconciliación del alma con Dios.

[2] Esta es una tentación que suele molestar mucho á los hombres, el imaginarse de por junto cuáuto mal podrá probablemente acaecerles.


  1. 1,0 1,1
  2. 2,0 2,1