Antonino hizo las exequias á Faustina[1], otro se las hizo á Antonino; Céler[2] sobrevivió á Adriano, y después falleció Céler; así sucede con todas las cosas. Y en donde paran ahora aquellos ingenios agudos, aquellos astrólogos judiciarios, aquellos hombres engreídos? Digo ingenios agudos, por ejemplo, un Xierace, un Demetrio[3] el Platónico, un Eudemón[4], y si algún otro hubo de esta clase, todos fueron de breve duración y tuvieron su fin tiempo ha, no quedando memoria de los unos dentro de poco, pasando los otros á ser una fábula, y algunos ya no se cuentan entre las fábulas. Convendrá, pues, acordarte de esto, porque será forzoso, ó que venga á desunirse ese tu compuesto, ó que se extinga el espíritu, ó si no, que mude de habitación y vaya á situarse en otra parte.
La verdadera complacencia de un hombre consiste en hacer lo que es propio del hombre, y más siendo privativo de éste la benevolencia[5] para[1] Esta es la Annia, mujer de Antonino Pio.
[2] Caninio Céler, insigne orador y retórico, que tuvo por discípulos á M. Aurelio y á L. Vero.
[3] Este Demetrio puede ser el célebre Demetrio Falereo, discipulo de Teofrasto, ó quizá el Demetrio Bizantino, de quienes habla Laërcio, lib. v. No obstante, el primero tiene á su favor para ser preferido lo que escribe Cicerón: Demetrius Phalereus in hoc numero haberi potest, disputator subtilis, orator parum vehemens, sed dulcis; ut Theophrasti discipulum possis agnoscore. Off, lib. 1.
[4] Vitrubio, lib. 1x, cap. VII, coloca á Eidemón entre los astrólogos más insignes.
[5] No sólo era máxima de los estoicos de que el hombre hubiese nacido para hacer una vida contemplativa y activa, según se explica Laercio, lib. VII, sino que también enseñaban lo mismo varios peripatéticos, como puede ver en