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MORALISTAS GRIEGOS.

Cada cosa nació con algún destino, por ejemplo, el caballo, la vid. En esto de que te admiras? pues también el sol[1] y los otros dioses nacieron destinados para algún ministerio: según eso, tú para qué naciste? ¿acaso para vivir entre placeres? Reflexiona un poco si esto lo sufre la buena razón ó común inteligencia.

La Naturaleza tiene su mira y designio en cada cosa[2], no menos por lo que toca al fin y paradero de la misma, que por lo que pertenece á su principio y duración; como el que arrojando la pelota[3], pone su cuidado en la buena jugada Pues qué bien ó utilidad resulta á la pelota echándola alto, ó qué pérdida sacándola bajo y aun cayendo en tierra? Mas ¿qué interés percibe la ampolla permaneciendo hinchada sobre el agua, ó qué daño recibe deshaciéndose? Lo mismo puede decirse del candelero, que nada gana encendido ó pierde apagado.

Da una vuelta[4] al cuerpo, y contempla cuál es de suyo, cuál será cuando haya envejecido, enfermado y muerto, estando también en la inteligencia de que es corta la vida de quien elogia y del que es[1] Este es un error de los estoicos, los cuales suponian que el sol y los demás astros, animados del alına común del universo, cran otros tantos dioses[2] Esta doctrina bien entendida es un testimonio claro á favor de la providencia que Dios tiene de todas las cosas, no sólo en general, sino también en particular.

[3] Los similes de que usa M. Aurelio, uno de la pelota, otro de la ampolla, eran antiguamente vulgares para significar cuán vil cosa es un hombre.

[4] M. Aurelio pretende que con nuest volvamos el cuerpo al revés, lo de dentro hacia afuera, para que así veamos mejor sus cualidadesconsideración


  1. 1,0 1,1
  2. 2,0 2,1
  3. 3,0 3,1
  4. 4,0 4,1