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XVII
M. AURELIO.—SOLILOQUIOS.

bargo de que á ninguna otra nación pertenece él por tantos títulos como á la nuestra.

Su bisabuelo paterno, Annio Vero, era natural del municipio Sucubo, de que hace mención Plinio, entre los pueblos maritimos de la Bastetania, hoy parte de Andalucia; y su autoridad pesó tanto en el juicio de D. Nicolás Antonio, que por ella sola puso á Marco Aurelio en el número de nuestros escritores.

Titulo más inmediato, más estrecho y plausible encuentro yo en la persona del emperador Adriano, sin controversia español de origen, y verosimilmente de nacimiento. Adriano es quien tiene derecho á la irreprensible vida, á los hechos gloriosos y á los útiles escritos de M. Aurclio. Adriano, con su perspicacia, descubrió los quilates de aquella alma sublime. Adriano le mudó el nonmbre de Annio Vero, en Verísimo, por la vehemencia con que desde sus primeros años le arrastraba la fuerza de la verdad. Adriano le llevó por la mano en la escala de los honores. Adriano le destinaba por sucesor en el Imperio, y reparando juiciosamente en la falta de edad y de experiencia, le hizo adoptar por Antonino Pio, y le obligó, violentando su modestia, á vivir en palacio entre sus mis intimos privadlos. En


    M. Aurelio á que corriese con el aplanso que por si no merecia , y se imprimiese en los más de los paises, traduciéndole en latín, francés, italiano y alemin, después que se publicó en Valladolid, año 1529; en Sevilla, 1532. El juicio correspondiente á esta obra lo declara en pocas palabras el anónimo francés: (Préf.) Rien nest ni plus mul imaginė, ni plus puérile; Antonin y est entiérement desiguré. Asi lo observará quien gustare hacer el cotejo con la vida de M. Aurelio, puesta al principio esta versión.