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M. AURELIO.—SOLILOQUIOS.

obligación personal, ó lo hago como puedo tomándome un compañero, el cual, con la ayuda de mi mente, pueda hacer aquello que entonces sea oportuno y útil á la sociedad; visto que cuanto yo hiciere por mí mismo ó con la asistencia y favor de otro, solamente se debe encaminar al bien y provecho del público.

¡Cuántos se hallan ya sepultados en el olvido habiendo sido antes muy aplaudidos! jy cuántos de los que celebraron[1] á éstos, fueron asimismo borrados tanto ha de la memoria de los hombres ! No te corras de ser ayudado de otro; te incumbe, es cumplir con tu deber, del mismo modo que al soldado le toca el dar el asalto á la fortaleza; ¿pues qué importa el que tú, estando cojo, no puedas subir á las almenas por tí solo si te es posible con el amparo de otro? No te perturbe[2] lo que vendrá después, porque si fuere necesario , tú le saldrás al encuentro armado de la misma razón de que ahora te vales para las cosas presentesque á tí[1] M. Aurelio seguramente habla contra aquellos escritores que intentan ser eternos pregoneros de la inmortal gloria de sus héroes, habiendo también de morir semejantes cisnes poco después de su canto dulce ó fabuloso. Nin embargo, es menester confesar que, res si qua diu mortalibus ulla est, es la fama recomendada á la posteridad por un escritor insigne.

[2] No querrá decir M. Aurelio que no se premedite la adversidad, que probablemente puede suceder, y más siendo un documento clásico de toda filosofia y buena razón, lo que dijo Marco Tulio Tusc. et 3, cap. XIv. Prameditatio futurorum malorum lenit eorum adventum, quæ venientia longe ante videris. Y así, lo que nos aconseja no parece ser otra cosa sino que hagamos frente á todo mal presente y futuro, y que no nos abandoneinos al vicio.


  1. 1,0 1,1
  2. 2,0 2,1