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MORALISTAS GRIEGOS.

sobre ti; mira otra vez las cosas con los mismos ojos con que antes las viste, porque en esto consiste el revivir y recuperarse un hombre.

La vana afición y cuidado en todo género de las representaciones del teatro; los rebaños[1] pompa; de ganado mayor y menor; las justas ó ejercicios militares, pueden compararse al entreteniniento de echar huesos á los perros y migajas á los peces en los estanques; al afán y acarreo de las hormigas; á las corridas de los amedrentados ratoncillos; á las figurillas[2] de los titiriteros. Conviene, pues, que en estas diversiones se pase un rato con gusto, pero sin hacer ostentación de semejantes vagatelas; antes bien, entendiendo que cada uno se hace de tanto mayor mérito, cuanto sean más importantes las Cosas en que pusiere su estudio.

En la narración conviene atender á las palabras que se vayan diciendo, igualmente que á cada uno de los movimientos é impulsos de lo que se esté haciendo; y á la verdad, en esto importa mirar luego á qué fin se dirige su intento, pero en lo otro deberá reparar bien qué es lo que se quiere significar.

¿O me basta mi talento y habilidad para el tal negocio ó no? si me es suficiente, me valgo de ella para el efecto como de un instrumento dado por la común naturaleza; si no es proporcionada ó cedo el asunto á otro que pueda darle mejor y más feliz éxito, salvo que por otro lado no sea esto de mi[1] Los antiguos romanos tenian particular complacencia en la cría de los grandes rebaños.

[2] También se divertían antiguamente con los títeres, según que hace mención Horacio, serm., lib. 11, sátira 7.


  1. 1,0 1,1
  2. 2,0 2,1