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MORALISTAS GRIEGOS.

de los sentidos, de la agitación del apetito, del discurso de la mente, de la servidumbre y cuidado cerca del cuerpo.

Muy mal parecido es que el alma afloje y desmaye en el deber de la vida antes que en el cuerpo se pierda y disminuya el vigor para las funciones humanas.

Mira bien no te transformes en César de pies á cabeza, ni te revistas de este carácter de soberanía y majestad, como suele suceder: consérvate, pues, en un aire de simplicidad, de bondad, de entereza, de gravedad, de seriedad; prosigue siendo amante de lo justo, religioso, benévolo, sincero en tu afecto, constante y esforzado en el cumplimiento de tus obligaciones. Pretende con empeño que te mantengas tal cual quiso hacerte la Filosofía: venera á los dioses; protege á los hombres. La vida es breve, uno el consuelo y fruto de vivir sobre la tierra, que todo consiste en una disposición de ánimo piadoso, juntocon el ejercicio de acciones benéficas.

Procura en todo portarte como discípulo de Antonino: imita su tenor constante en obrar según razón; su conducta en todo uniforme; la piedad y apacibilidad del semblante; la afabilidad y desprecio de la vana gloria; el estudio y empeño en hacerse bien cargo de los negocios, y en tal conformidad, que nada dejaba absolutamente por hacer, mirándolo antes con atención y madurez, y reflexionando con prudencia y sabiduría: observa cómo también sufria á los que sin razón le vituperaban, no quejándose contra ellos; cómo en ningún negocio se apresuraba; cómo no admitía fácilmente las delaciones; cómo era exacto y mirado en sus costumbres y hechos;