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XIV
MORALISTAS GRIEGOS.

muy adaptadas á manifestar la insuficiencia humana sin el auxilio de otra fuerza superior; la vileza de las cosas terrenas y su breve duración; la vanidad de los aplausos mundanos y su pronto olvido.

En estas máximas se compendian las más principales de la filosofía estoica, que procuramos acrisolar ilustrándolas de la autoridad sagrada, apoyo de Santos Padres, energía de muchas razones teológicas, y eficacia de argumentos filosóficos dictados por la luz natural y aplicados con oportunidad en el discurso de la obra para contener la pluma de M. Aurelio, que deslizó en algunos puntos, por haber seguido ciegamente las huellas de los fundadores de la Estoa, en admitir el politeísmo, en tener al alma racional por una partícula de la Divinidad, en ignorar el pecado original y sus funestas consecuencias, y en defender como lícito el suicidio.

Con esta precaución se puede esperar de la benignidad del público que la obra no será mal recibida, aunque algunos la hayan criticado por la falta de orden y continuadas repeticiones con que M. Aurelio declara sus pensamientos, no habiendo formado el juicio correspondiente á los libros que sirven de modelo y norma para mejorar las costumbres ó corregir los vicios del hombre.

Al logro de este fin, en que se interesa la religión y el Estado, era indispensable que M. Aurelio se valiese del medio más eficaz, como es el de inculcar una y muchas veces sobre la importancia de las máximas conducentes al triunfo de las pasiones que reinan en el corazón humano; por conocer la dificultad de vencerlas y sujetarlas á la razón al primer encuentro.