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XIII
M. AURELIO.—SOLILOQUIOS.

excelencia de sus escritos, renniendo en ellos todos los preceptos de la filosofía estoica, corrigiéndolos y dándolos un nuevo vigor con la sólida explicación é ingenioso modo de producirlos; de tal suerte, que los hace no menos apreciables que útiles, por contenerse en ellos las obligaciones anejas al hombre considerado en si mismo, respecto del prójimo, y con relación á Dios.

A consecuencia, pues, de esto, establece Marco Aurelio la necesidad de amar y reverenciar al Numen Supremo, suponiéndola igual en las criaturas racionales de someterse voluntariamente á las disposiciones de la Providencia, y persuadirse que cuanto ordenare será justo y conducente á la felicidad del hombre.

Reconoce invariables principios de honestidad, fundados en el orden y perfección de Dios, deseando copiar de su gobierno las reglas de que usa la Providencia en el mundo : concede al hombre sobre los brutos la superioridad que le es debida por su origen y prerrogativas, exhortándole al cultivo de su mente y al cumplimiento de los oficios correspondientes á su estado, aunque para ello se exponga al peligro de perder la vida.

Persuade con razones convincentes la preferencia del bien público á todo interés particular, y encarece con especialidad la beneficencia para con los prójimos, sin exigir otra recompensa que la satisfacción de haber sido útiles á la sociedad.

Declama por fin contra el deleite y las pasiones que ofuscan la razón y turban el goce de la virtud, único bien proporcionado á la dignidad del hombre; para lo cual se vale de ejemplos y comparaciones